Capítulos anteriores
69
No sé qué palabras caben en este momento. Me miras y preguntas si estoy bien y te digo que sí, pero no estoy segura que sea del todo cierto. Cuando volví anoche, Carlos, no pensaba que me ibas a dejar dormir acá. Pensé que me dirías que me fuera de la casa. Que me dirías que me odiabas. Fingí que dormía, pero la verdad es que me quedé de ojos cerrados y te escuchaba mover y murmurar y fumar y casi podía oír tus pensamientos girando a gran velocidad. Tienes todo el derecho a despreciarme, ¿entonces, por qué no lo haces? ¿Por qué soportas estos embates y dejas que te haga daño con libertad irrefrenable? Estamos tomando desayuno y me dices que no quieres dejarme, que si las reglas del juego son continuar y cerrar los ojos a veces, serás capaz de soportarlo, pero me pides que no te dé los detalles, que es el exceso de información lo que perfora adentro y que una cosa es no tener cuidado, pero otra muy distinta es ser cruel. Me dices “no me hagas más daño del necesario”. Me dices “te amo, todo va a estar bien”. Y luego, “¿por qué estás llorando?”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarme sé este pasaje casi de memoria
ResponderEliminarKeate kallao
ResponderEliminar