Capítulos anteriores

85

Suena la campana. Décimo round. Sólo dos mas y los jueces deciden el resultado. No tengo que knockearlo, solo demostrar fuerza. Fingir que estoy despierto, que no tiemblo de agotamiento, que tengo todo bajo control. Pero mi cuerpo ha dejado de hablarme. No tengo fuerzas ni para pensar. Intento concentrar la atención en lo que ocurre al frente de mí, pero este sujeto se mueve y arroja golpes y mi cuerpo ya no tiene fuerza para esquivarlos, así que me cubro. Y mis guantes y mi cabeza protegen mi espíritu y recibo golpes pero no puedo hacer más que apretar los dientes y esperar que los segundos se arrastren con fuerza, dejando marcas en mi piel. La montaña continúa ahí. Inmutable. A veces le asesto un golpe, pero es solo eso. Un golpe. Y es que una montaña no sangra. No cae. No retrocede. ¿Y qué soy yo?, le pregunto a mi cuerpo, pero éste no responde. No habla. No es capaz de decir palabra alguna. Agotó sus fuerzas al punto del mutismo. Estoy solo. Finalmente. Miro mi cuerpo y sólo veo una negrura interminable. Mis ojos se cierran, confundiéndose con la oscuridad que tengo dentro. Mi cuerpo comienza a irse sin mí. Mi mente está quedando sola. Mi conciencia. ¿Dónde estoy, ahora? Siento que bajo los brazos, pero no lo veo. Ni siquiera lo siento. Creo que ocurre, pero ya no puedo estar seguro. En la oscuridad, los sonidos se pierden, como si una almohada me cubriera los oídos. No hay gritos. No escucho a nadie. Está oscuro y mi cabeza se agita, tiembla. ¿Me están golpeando? Creo que he caído, pero no tengo cómo saberlo. No sé dónde es arriba ni abajo ni si estoy flotando o en el suelo o de pie o en ninguna parte. Quizás estoy de pie. ¿Sabré cuándo toquen la campana? Quizás no la podré escuchar y van a descalificarme. ¿Dónde estoy? No estoy de pie, de eso estoy seguro. Momento. Siento algo. Me muevo. Mi cuerpo se mueve, solo. Tiembla. Como si un rayo eléctrico me atravesara en dos. Siento los espasmos. ¿Estoy en el suelo? Abro los ojos. No. Ya los tengo abiertos, pero no veo. Hay sólo oscuridad. Igual que adentro mío. Mi cuerpo guarda silencio y mis ojos, a pesar de encontrarse abiertos, los tengo tan cerrados como el corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario