Capítulos anteriores
71
¿A qué le tienes miedo? No es bueno avanzar mirando al piso. El camino está adelante. Los pies recuerdan mejor que tú cómo moverse. El cuerpo hace lo que mejor sabe, lo que más repites. Si pasas la vida escondiéndote, el cuerpo se va a ocultar, aterrado. Si avanzas mirando de frente, el cuerpo no bajará los ojos cuando esté confundido. Yo no tengo miedo, entonces, ¿a qué le temes tú? Dejemos de cuidarnos las espaldas permanentemente. No es necesario ir contando los días para saber que van a terminarse. No viviremos para siempre. Ninguno de nosotros. Somos seres que terminan y es mejor así. Yo no quiero pasar una eternidad en este cuerpo. No va a durarme mucho más. Lo he castigado porque quiero sentir que lo usé de verdad, que lo aproveché al máximo. No me interesa ganar para llamar la atención del resto ni que me adoren ni hacerme famoso ni sentir que le importo al resto. Estúpidas metas que obsesionan a los débiles. Yo quiero sentir el borde de la vida. Llegar hasta mis límites, ser testigo de las limitaciones de mi cuerpo. ¿Por qué debería interesarme lo que piensen los demás? En cien años, ninguno de ellos estará vivo. ¿A quién le importa, entonces? Yo no tengo miedo. Voy a enfrentarme a la pelea como si fuese mi última tarea en la vida. Y al terminar, quizás mi cuerpo me sonría y diga ya has tenido suficiente, lograste lo que querías, déjame descansar. Y me iré a casa con el dinero y esperaré a que regrese mi novia y haré algo distinto a lo que he hecho toda mi vida. No golpearé a nadie y no me sentaré a emborracharme. Jugaré bajo otras reglas. Entrenaré el cuerpo en tareas nuevas. Y las repetiré, hasta acostumbrarlo. Cuando termine esta pelea, le enseñaré a mi cuerpo a bailar. A besar. A tener un trabajo que permita llegar a fin de mes. Aquellas cosas que volverán orgullosa a la mujer que amo. Le diré a mis manos que no necesitan continuar abriéndose paso a golpes. Les enseñaré a acariciar, agregándole nuevas palabras al diccionario de los afectos. No tengo miedo, amigo. Gracias por confiar en mí, por conseguirme este encuentro. Vamos a dar la última pelea, mirando de frente, que es la manera en que se enfrentan los miedos. Aunque aquí no hay nada que temer. Es la última vez. Lo prometo. Esta será la última. Hagamos que valga la pena.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario